Sin duda alguna, el desarrollo económico, social y cultural de nuestra época nos impone nuevas metas y nos exige una presencia acorde a nuestros requerimientos, ello hace que la preocupación por nuestra figura alcance cada vez más valor en nuestro desempeño y vida de relación es cuando entonces aparece la Cirugía estética como la fórmula mágica para elevar la autoestima como punto de partida en el logro de metas superiores. Además de la cara, región más expuesta en la relación interhumana, el contorno corporal en general siempre ha tenido y en la actualidad ha adquirido una mayor importancia desde el punto de vista psicosexual, gracias a una mayor exposición tanto en playas como por lo imperativo de la moda actual.

La mujer se siente menos femenina por alteraciones de la silueta corporal, bien sea por razones constitucionales, después del embarazo y/o la menopausia, en que se produce igualmente una afectación psicológica en la vida de relación; a lo que se suman en pacientes con obesidad; las molestias locales por el volumen y peso, independiente de las dificultades en el vestir.

La Cirugía estética consigue mejorar la autoimagen corporal, autoestima y facilita la relación en el ambiente afectivo y social. Con independencia del sobrepeso o de la obesidad, que requieren un tratamiento médico, las lipodistrofias o acúmulos grasos constitucionales y localizados alteran la silueta y armonía corporal, y no desaparecen después de un tratamiento de adelgazamiento. Hasta hace pocos años las deformidades por acúmulos grasos localizados no tenían una solución quirúrgica aceptable, siendo la liposucción la técnica que ha revolucionado la corrección de estos problemas. Mediante esta técnica se puede aspirar grasa de distintas partes del cuerpo: caderas, muslos, rodillas, tobillos, brazos, abdomen, espalda, cara, etc. En algunas ocasiones es complementaria a otras intervenciones (estiramiento facial, abdominoplastia, mastopexia, etc.)